miércoles, 22 de septiembre de 2010

CENTRO CRISTIANO PALERMO –19 de Septiembre de 2010

“¡Anoche Dios me Habló!”
Salmo 19

· “Tantos grupos cristianos” – y todos dicen basarse en la Biblia… ¿Cómo saber si están en la verdad? Si TODA la Escritura afirma TODO lo que enseñan. Por eso es importante que sepamos bien lo que enseña la P.de Dios.
· Muchos basan sus creencias en lo que otros dicen… la película, lo que dijo tal pastor, etc. Ej. ¿Cuántos dicen que Eva comió una manzana cuando fue tentada? ¿Que fueron tres reyes magos, nombres Gaspar, Melchor y Baltasar)
· “El error cabalga sobre los lomos de la verdad”. Alguien tiene una “revelación”, un sueño, una visión, luego busca algo para apoyarlo en la Biblia, y así comienza el error, distintas opiniones, y multitud de sectas.
· 2 Pedro 1.20—Ninguna porción debe interpretarse fuera de contexto. Al mismo tiempo, la Biblia está al alcance de todos y cualquiera puede leer e interpretar.
· No podemos guiarnos por la razón o lógica siempre. Antiguamente Dios hablaba por visiones, ángeles, voces… Heb. 1.1
· Si algo no está claro, buscar otras porciones paralelas.
· ¿Cómo habla dios hoy? 3 maneras: voz de la naturaleza, la Palabra de Dios, y a través del Esp. Santo en nosotros.

I. Dios nos Habla en la Creación. Salmo 19.1-6

· En la naturaleza podemos ver el PODER de Dios, el AMOR de Dios (con sus provisiones y deleites), y la GLORIA de Dios
· Pero la naturaleza no ofrece una revelación completa de Dios. No nos dice nada de su santidad, su justicia, misericordia, gracia, salvación, etc.

v. 1 – Nos imaginamos a David tirado en el pasto una noche de verano mirando las estrellas mientras cuidaba las ovejas. No existía el smog ni contaminación.Sal.8.3-4

v.2 – Este testimonio celestial es contínuo, tanto de día como de noche.

v.3,4a – Nadie en el mundo puede decir, “no entiendo nada” o “no hay Dios”, salvo el necio. Ni hay palabras para describir su grandeza. La mente limitada del hombre nunca alcanzará a describirlo. Por eso el Creador se revela al mundo por su creación.

v.4b—6 – David da el ejemplo del sol, que sale cada día como un novio en busca de la novia o el atleta entrando en una carrera.

· Pero si solo Dios nos hablara a través de la Creación, estaríamos en problemas.
· El mundo mira la creación a través de vidas arruinadas por el pecado. Hasta muchos son hostiles a la idea de que existe un Creador. Terminan adorando la creación y maldiciendo al Creador. Rom.1.21-25.

· Todo esto se llama “revelación general”, lo que no es suficiente para saber cómo es Dios. Es una revelación limitada.

II. Dios nos Habla a Través de su Palabra, 7-11

A. Nombres dada a su Palabra

· “Ley de Jehová” – puede referirse a la Ley de Moisés, o a todo lo que estaba escrito en ese momento.
· “Testimonio de Jehová” –
· “Mandamientos de Jehová” –
· “El Precepto de Jehová” –
· “El Temor de Jehová” –
· “Los Juicios de Jehová” –

B. Características de su Palabra

· “Ley de Jehová”— “es perfecta”
· “Testimonio de Jehová” – “es fiel”
· “Mandamientos de Jehová” – “son rectos”
· “El Precepto de Jehová” – “es puro”
· “El Temor de Jehová” – “es limpio”
· “Los Juicios de Jehová” – “son verdad”

C. Efectos de su Palabra

· “Ley de Jehová es perfecta” – “que convierte el alma”
· “Testimonio de Jehová es fiel” – “que hace sabio al sencillo”
· “Mandamientos de Jehová son rectos” – “que alegran el corazón”
· “El Precepto de Jehová es puro” – “que alumbra los ojos”
· “El Temor de Jehová es limpio” – “que permanece para siempre”
· “Los Juicios de Jehová son verdad” – “todos puros”.

· Además, el salmista ve el valor y el efecto que tiene la Palabra de Dios. Vale más que cualquier cosa material que es perecedero, o cosa física que nos gozamos en comer.
· También vemos lo negativo – nos amonesta; y lo positivo – hay recompensa en guardarlo (11).
· La Palabra escrita es la “Revelación Especial” de Dios.

III. El Dios que nos Habla nos Transforma.

· El que nos habla con su revelación general nos transforma a través de su revelación especial.

A. El Pedido, 12-13

1. No me culpes por mis errores, 12

Notamos la pregunta que hace en v. 12 - ¿Quién puede darse cuenta de o reconoce lo pecaminoso que es uno? ¿Quién puede mirarse objetivamente? ¿Quién se da cuenta si guiamos bien o mal nuestras vidas? Necesitamos la Palabra que actúe como un espejo.
· Pecados “ocultos” pueden ser pecados que uno hace sin darse cuenta, pero lo más probable es que son pecados ocultos a otros. El predicador Charles Spurgeon dio cuatro características de pecados ocultos:

- El problema de pecados ocultos es que Dios los ve.
- Al cometerlos, uno se convierte prácticamente en un ateo, comportándose como si Dios no existiera.
- La miseria del pecado oculto es que uno vive una vida miserable de un hipócrita. El que peca y no le importa tiene más paz que el que lleva a cabo asuntos ocultos.
- El peligro de pecados ocultos es que o son descubiertos en algún momento, o llega a estar fuera de control. No se puede guardar secreto indefinidamente.

2. Líbrame del orgullo, 13

· El orgullo me lleva a pecar a sabiendas, creyendo que estoy encima de las leyes de Dios. No son para mí. Nada malo me pasará. Quizás no lo diríamos, pero nuestras acciones lo demuestran.
· En la Ley había una provisión para pecados cometidos en ignorancia, pero no a sabiendas. No había sacrificio. Uno podía arrepentirse, como David en Salmo 51 y pedir por la misericordia de Dios, pero uno no podía pecar a propósito y luego ofrecer un sacrificio y recibir limpieza.
· Es lo que hacía la iglesia romana en el tiempo de Martin Lutero. Vendían indulgencias o certificados de perdón para que uno pudiera seguir pecando. Fue lo que comenzó la reforma protestante.

B. El Resultado, 14

· Debe ser también nuestra reacción. Cuando uno ve la belleza de la creación y entiende el mensaje de la revelación especial, es humillante y uno quiere:

- Que los dichos de mi boca hagan eco de la revelación especial de 7-9
- Y la meditación de mi corazón – enfoque sobre la revelación natural.
- Que sean gratos ante el Señor.
- Mi roca, relacionado con la revelación natural; y
- Redentor mío, que solo sabemos a través de su revelación especial.

· Izquierda, ambas revelaciones; derecha, nuestra respuesta. Cristo es central a todo el proceso. La Revelación final, nuestro intercesor, vamos a Dios a través de Él. Juan 1 dice que es el Creador, y el que da luz a todos
· Satanás no quiere que adoremos a Dios. ¿Dónde comienza? ¿en la iglesia? No, lo que quizás nos fortalecería. Es más sutil. Comienza con la creación.
· Evolución ataca revelación general. Dios no hizo nada, o por lo menos Génesis es muy anti-científico.
· Racionalismo Dios no inspiró la Palabra. La Biblia no es verdad. No existe la verdad absoluta. Relativismo, liberalismo, existencialismo…
· Cuando el diablo cambia nuestro pensar en esto, sabe que no tenemos nada a qué responder, y nuestra adoración no tiene sentido. Prov. 28.9; Rom.1.18-21, etc.
· Si no hay revelación, nos quedamos solo con religión. Más vale usemos un rosario, no prediquemos sobre la Biblia, sino sobre aceptación de homosexuales y matrimonio gay, etc.
Concl. La importancia de ambas revelaciones es que el creer determina nuestro destino eterno...









Jesús es el Señor
Efesios 4
(Mensaje dado el 12/9/2010

· La oración de Pablo para los Efesios era “que habite Cristo por la fe en vuestros corazones” (3.18).
· ¿Debe ser Jesús nuestro Señor para ser nuestro Salvador? ¿Puede ser nuestro Salvador sin ser nuestro Señor?
· ¿Qué lugar tiene el “cristiano carnal”? Hay muchos creyentes que no hacen de Cristo su Señor.
· Cuando abrimos la puerta del corazón a Cristo como Salvador, Él entra para cenar y habitar en nosotros. Pero cuando nos entregamos a Él como Señor, le estamos dando el título de propiedad de nuestras vidas a Él. No solo viene a residir, sino a transformar y renovar la vida. A darnos vida en abundancia.
· Como un arquitecto, va de cuarto en cuarto para levantar una pared donde éramos demasiado permisivos, o derribar otra donde fuimos muy legalistas. A vaciar un ropero oscuro donde guardábamos pecados ocultos, o a cambiar la configuración de nuestras mentes.
· Lo que era una casilla, ahora viene a ser un hogar ejemplar.

A. Jesús, El Señor de mi exterior.

· Cuando nos mudamos acá, todo nuevo por fuera. Así Cristo no solo cambia lo que está dentro de mí, sino lo que ocurre fuera. Él es Señor de nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestras circunstancias, y nuestros cuerpos.

1. El Señor de mis relaciones (1-3)

· La oración de Pablo en Ef. 4 nos revela mucho de sus relaciones…
· ¿Es Jesús Señor en tus relaciones? ¿Están gobernadas por humildad? ¿Es mi actitud como la que demostró Jesús? (ver Fil. 2.3-7, NVI)
· La próxima característica es “mansedumbre” o gentileza. Prov. 15.1 dice “La blanda respuesta quita la ira” ¿Cómo respondes a tu familia, a tu patrón, compañeros, cuando te “provocan”?
· Podemos ver la “blanda respuesta” de Jesús cuando se enfrentó con una situación que podría habido salido mal. Vean Lucas 10.40-42 .
· Sigue con otras características: tolerancia, paciencia, amor, solícitos, unidad, y paz. Si el señorío de Cristo gobierna mis relaciones, estas características estarán presentes. Si no, entonces hay un cuarto grande donde no hemos permitido que el Señor entre.

2. El Señor de mi trabajo (4,11)

· ¿Hay una contradicción entre el domingo y el resto de la semana en su vida? ¿Es Jesús el Señor de tu trabajo como el de tus domingos? “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación…Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (Ef. 4.4,11).
· Una vocación es un llamado. Dios nos equipa para ciertos trabajos. Así como hay apóstoles, hay médicos; como habían profetas, hay carpinteros. Algunos pastores y maestros, otros carteros y obreros. Solo porque quizás tu trabajo no es de índole religioso o espiritual, no significa que Cristo no debe ser su Señor en ese trabajo.

3. El Señor de mis circunstancias (14,15)

· Estos vv. revelan otro externo que el Señor debe controlar nuestra actitud frente a las circunstancias.
· ¿Te están mareando los vientos y las olas de doctrinas o las de tus circunstancias? Como un títere colgando de cuerdas, un niño está sujeto a sus circunstancias – llevado por las olas, el viento, engañado, etc.
· Si Cristo es tu Señor, no siempre el mar estará tranquilo, pero vos sí estarás. El que gobierna el viento y las olas también gobierna tus circunstancias.

4. El Señor de mi cuerpo (16)
· La Iglesia es el cuerpo de Cristo. Cuando sus miembros dejan atrás sus costumbres infantiles y pequeñeces, el cuerpo madura y se desarrolla, funcionando como una máquina bien lubricada.
· Pero el Señor también quiere gobernar no solo este cuerpo espiritual, sino nuestro cuerpo físico también. Después de todo, es el templo del Espíritu Santo (1 Cor 3.16,17; 2 Cor 6.14-18).
· ¿Qué clase de templo es tu cuerpo – de barro o de mármol? Lo llenas de alimentos basura o sexo indebido? Si el Esp. Santo está en ti, entonces debes poner tu cuerpo sobre el altar – Romanos 12.1-2.
B. Jesús, El Señor de mi interior

· Tratando de controlar los externos suele ser como tratar de agarrar un jabón que se cae cuando nos duchamos. Pero si se cae con frecuencia, seguramente llegaremos a ser más adeptos en agarrarlo.
· Pero cuando Jesús es el Señor, parece más fácil controlar los externos, especialmente siempre y cuando permitimos que Él sea el Señor de nuestro interior—nuestra mente, emociones, y voluntad.

1. El Señor de mi mente

· v. 17-19 – note las descripciones duras que usa Pablo del corazón pecaminoso. ¿Podría sentirse el Señor “en casa” en algo así?
· Notamos las palabras fuertes que usa Pablo para describir un corazón peca-minoso: pensamientos frívolos, ignorancia, dureza de corazón, entendimiento oscurecido, sin vergüenza, entregado a inmoralidad, cometen toda clase indecencias. No un hogar muy apropiado para Cristo…
· (22-24 NVI) – como una camisa repugnante con traspiración, sangre, y suciedad, hemos de quitarnos el “viejo hombre” y ponerlo en la basura, y vestirnos con una mente recién bañada y renovada, hemos de ponernos las vestimentas que corresponden a una nueva criatura.

2. El Señor de mis emociones

· En vv. 25-29 Pablo nos muestra como la decisión de poner a un lado el viejo hombre y ponernos el nuevo afecta toda la vida, incluyendo nuestras emociones.
· Si no nos cuidamos, nuestras emociones nos pueden controlar como rehenes. Pablo menciona cuatro “terroristas”: la mentira (24), la ira (25), el hurto (28), y un hablar corrompido (29).
· Nuestras emociones nos dicen “Está bien mentir”, o “tengo el derecho de enojarme”, o “lo merezco”, o “fulano necesitaba que alguien le dijera las cosas como son”. Pero si Cristo es Señor, no nos haríamos las “víctimas” de las circunstancias. Debo decir la verdad aun cuando siento que me conviene más el mentir. Debo controlar mi genio aun cuando “me sacan de las casillas”. Debo ser honesto y no robar aun cuando parece algo tan fácil y pienso que lo merezco. Debo poner frenos en la boca cuando otros hablan mal y sucio. Mi lengua debe lamer heridas, no provocarlas, aun cuando me mordieron primero.

3. Señor de mi voluntad (30-32)

· v. 30-32— La expresión es “¡Paren! ¡Dejen de agraviar el E.S.!” Aquí Pablo nos trae al verdadero problema. ¿Estás a favor o en contra de Cristo? ¿De qué lado estás en verdad? No hay compromiso. No hay terreno de nadie.
· Al final de todo, todo el tema del señorío de Cristo tiene que ver con la decisión de tu voluntad. ¿Vas a dejar a un lado el viejo yo y entronar a Jesucristo como el Señor—o vas a seguir vistiéndote con trapos sucios e inmundos?

· En la casa que es tu vida, Cristo ha venido a tu corazón. Llevalo a que haga cambios en el resto de tu casa—el escritorio o estudio, donde está la computadora, libros, etc. ¿Con qué alimentas tu mente? Luego lo llevas al comedor donde se alimentan tus apetitos y deseos;
· al living donde tu relación con Cristo es cultivado; al taller donde tus talentos y habilidades son utilizados, a la sala de TV y juegos donde ciertos entreten-mientos cuestionables son gozados; al dormitorio donde está el tema del sexo.Cuarto por cuarto, Jesús va embelleciendo tu casa. Pero un día, Él nota que sale un olor muy feo de un ropero. Un remanente de tu vida vieja se esconde allí y se está pudriendo—algo por lo cual te avergonzás, pero no querés largar. ¿Tienes un ropero así? Tan vergonzoso como sea, deja que Jesús lo limpie. Que su sol y limpieza echen fuera el olor. Y dale al Rey un castillo que Él merece. Hazlo no solo tu Salvador, sino también tu Señor.