miércoles, 22 de enero de 2014

CCP – 19-1-14

Gracia es Aceptar

·         La gracia no solo da con generosidad gozosa, sino que recibe con humildad agraciada. Cuando uno experimenta la gracia de Dios, no solo hay un deseo de animar, afirmar, y levantar a otros, sino que hay una actitud de aceptar que permite que otros obren en retorno.

·         Aunque parezca simple y fácil, no lo es. Va contra el grano de nuestra tendencia natural de ser independientes e invulnerables. Queremos ser personas que se levantan por su propia cuenta y sin ayuda de los demás, gracias.

·         Para muchos, el dar viene fácil. Pero el recibir por gracia nos da más problemas.

El Lado Oscuro de la Fortaleza
·         La persona autosuficiente por lo general tiene carácter fuerte. Pero esto mismo puede traer problemas.

1.      Los que buscan la excelencia suelen ser intolerantes. No es malo luchar contra la mediocridad. Pero las víctimas suelen ser aquellos que están a nuestro lado. Si buscamos perfección en vez de aceptar lo mejor que puso la otra persona, no somos realistas en lo que esperamos de otros, y nos olvidamos que somos propensos a errar también.

2.      Los que son disciplinados suelen ser impacientes y juzgan a otros.  Los que son disciplinados en comer, no tienen paciencia con el gordo que no se controla. El que ejercita no tiene paciencia con el que se cansa solo porque se agachó para atar sus zapatillas.

3.      Los que son educados y aman la cultura y las artes, suelen ser exclusivistas. Al que ama la ópera, probablemente se pone mal cuando escucha un tango o una pachanga.

4.      Con el énfasis actual en la independencia y la productividad, suele haber orgullo. El que se hizo rico, el que es independiente en su forma de pensar y actuar, probable­mente es orgulloso. Nada malo en pensar solo y no ser llevado por la corriente, pero suele pensar que no necesita a nadie más o resiste a otro que trata de ayudarlo.

Ejemplos de los que Resistieron o Aceptaron la Gracia

•    Dos del Antiguo Testamento: Moisés y Samson

1. Moisés (Éxodo 3).  Moisés resistió la gracia cuando se le ofreció. Tenía 80 años. Trabajó como pastor cerca del monte Sinaí en Madián. Lugar solitario, desierto, mucho viento. ¡Cuánto habrá pensado en la oportunidad de gracia que pudo tener si se hubiera quedado en el palacio—educación, riquezas, poder.

·         Fue el tratar de imponer su poder que lo llevó al fracaso al matar  un egipcio que maltrataba a un hebreo. Pensaba que quizás podía comenzar un movimiento de liberación por sus propios esfuerzos. Pero tuvo que huir. Y por 40 años se escondió en el desierto. Y por 40 años Dios se mantuvo en silencio. En el desierto encontró un refugio de la venganza egipcia, pero no de su culpa y remordi-miento. Fue allí donde el “sabueso del cielo”, Dios, lo alcanzó (Ex. 3:1-10).

·         ¿Podemos escuchar lo que hay en esa voz que sale del fuego? Gracia, que proviene del corazón misericordioso de Dios. Esa puerta que por tanto tiempo permaneció cerrada, al fin se abrió de vuelta.

·          Pero no pensemos que Moisés respondió de inmediato… Cuatro veces resistió al llamado (3:11,13; 4:1,10), y las cuatro veces Dios aseguró a Moisés – de su presencia (3:12) su poder (20), su provisión (21-22) y su guía (4:12).

·         De la resistencia de Moisés aprendemos un principio importante sobre la gracia: Resistimos la gracia cuando no nos hemos enfrentado adecuadamente con nuestra culpabilidad y vergüenza. Moisés se sintió indigno de aceptar la gracia de Dios.

·         En realidad, nadie es digno de recibir de la gracia de Dios. Nadie es adecuado. Pero Dios lo da igual.  Y eso es lo maravilloso de la gracia de Dios.

2. Sansón. Dios lo puso como juez para liberar a Israel de los filisteos antes de su nacimiento (Jueces 13:5). Le estaba asegurado el éxito. Sus padres eran creyentes fuertes que dedicaron a Sansón al Señor con el voto nazareno—no podía tocar bebidas alcohólicas, tocar un cadáver, ni cortarse el pelo.

·         Leemos en Jue. 15:20 que Sansón tuvo éxito. Pero algo terrible pasó en su vida. Lejos de su hogar, Sansón dio rienda suelta a sus pasiones al involucrarse con una prostituta (16:1). Pronto lo vemos con su cabeza en la falda de otra mujerzuela llamada Dalila (v.4), quien lo convenció a que diera su secreto de fuerza, y vinieron, le sacaron los ojos y raparon su cabeza (18-21) Victima de su propia debilidad, fue sentenciado a vivir en trabajo forzado. Cp. Prov.5:22: Un hombre malvado queda preso por sus propios pecados;
    son cuerdas que lo atrapan y no lo sueltan.

·         Aunque Sansón cosechó lo que sembró, la gracia de Dios proveyó aun más que su fracaso. Su pelo comenzó a crecer (22), y al final Sansón cumplió su cometido (25-30)

·         Principio: Aceptamos la gracia cuando clamamos al Señor y dependemos de Él. Pensamos que no merecemos la gracia, pero extendemos las manos al cielo. Sansón no mereció una segunda oportunidad, pero Dios se demuestra y manda su gracia como el sol detrás de una nube negra.

Dos ejemplos del Nuevo Testamento


1.      Pedro (Juan 13). Es la última cena juntos.  Jesús tiene mucho para compartir antes de dar su vida, especialmente sobre la humildad y el servicio.  Pero previo a esto, los discípulos estaban discutiendo sobre quién sería el más grande en el reino (Lucas 22.24-26).  En vez de un mensaje, Jesús les da una lección visual (4-6).  Pedro cuestiona al Señor – “¿Tú vas a lavar mis pies?”.  Luego reacciona en v. 8: “¡Nunca dejaré que me laves mis pies!”  

2.      Pablo.   Tenia mucho por lo cual estar orgulloso (Fil 3:5,6). En el mundo judío, Pablo era una estrella de primer nivel. Pero cuando Dios vio la vida de Pablo, solo veía un hoyo negro, por lo que Pablo reevaluó sus credenciales (7).

·         Por años Pablo intentaba seguir lo justo con mucho celo. Pero en dirección contraria. ¿Qué  causó que diera media vuelta? (I3b-14). Gracia causó que viera el mapa de su vida con otro sentido. Ahora podía decir que ya no confiaba en sus logros (3-4)

·         Cuarto principio: Aceptamos la gracia cuando dejamos de  confiar en la carne.

¿Qué Necesitamos para Recibir Gracia?

·         Ni por más que Jesús golpee la puerta de nuestras vidas, esa puerta solo puede abrirse desde adentro (Ap. 3:20). Para algunos esa puerta está tan cerrada que sus bisagras están ya oxidadas. ¿Qué  hacemos para aceitar esas bisagras y abrir la puerta? Dos cosas.

1.    Admitir nuestra humanidad.  Tenemos que reconocer que somos humanos.  Que somos pecadores y a veces terribles (Ro3:23)

2,    Actuar con humildad. Al reconocer quienes somos ante Dios, y que Dios es todo y solo Él merece la gloria y alabanza.

·         Hay un futuro hermoso para los que estamos dispuestos a recibir de su gracia y vivir en su gracia—es un camino casi demasiado bueno para ser verdad. (II., padre que cuenta a su hijo las glorias del cielo. Hijo: "Parece todo demasiado bueno para ser verdad!".  Padre, sonriente, "No, hijo, es tan bueno que tiene que ser cierto!").
·         ¿Alguna vez te sentiste tirado en un pozo, abandonado, que todo va mal?  Dios dice “Bástate mi gracia”  ¿Crees eso?  ¿La has aceptado o la has rechazado?  ¿Qué te impide aceptarla?