martes, 5 de abril de 2011

CENTRO CRISTIANO PALERMO– 3-4-11 El Desafío del Retorno de Cristo

“Mirad, velad, y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo” (Marcos 13:33)



  • La verdad de Dios siempre debe tener un efecto práctico sobre nuestras vidas. No hay verdad que sea solo para satisfacción intelectual. La verdad debe producir fruto.

  • Ninguna verdad es solo algo abstracto. Todo lo que viene de Dios afecta nuestras vidas.

  • El retorno de Cristo no es algo de interés académico—como tampoco lo es su muerte en la cruz del Calvario. Es espiritual y ético, experimental y práctico en su efecto.

  • Tenemos en su relación exhortaciones muy prácticas: “a cada uno le dio trabajo” (34); “velad, pues” (35)—cuatro veces nos pide “velar”; “orad” (33).

El Efecto del Retorno de Cristo sobre los Creyentes


1. Inspira Pureza de Vida. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro” (1 Jn 3:3). Es el único lugar donde el apóstol Juan menciona la 2ª venida de Cristo en su epístola. En Éxodo 19:10,11, Moisés manda a Israel a limpiarse porque el Señor se encontraría al tercer día. 2 Cor 7:1—Pablo exhorta a los creyentes “limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. La pureza no se lleva a cabo en un día. Es un trabajo constante y progresivo.


2. Nos ayuda a estar firmes en la fe. “Estad así firmes en el Señor”. Su venida “transformará nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante al suyo”. Así que, dice el v. siguiente, hemos de estar firmes en el Señor mientras esperamos su venida. Solo con ese tremendo cambio que se nos efectuará es razón suficiente para hacerlo. Si no lo hacemos, entonces realmente no creemos que vendrá pronto.


3. Resulta en compasión por las almas. “Pues ¿cuál es nuestra esperanza, gozo o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo” (1 Tes 2:19,20). Si nuestro afecto y amor es lo que debe ser hacia el Señor, intentaremos compartir la verdad y hablar la verdad a las vidas y corazones de otros.


4. Alivia el dolor y angustia. “El tiempo es corto”. Nada puede refrescar el alma más en tiempos de problemas – cuando las lágrimas son muchas, cuando el espíritu está adolorido, que el consuelo de que Cristo viene otra vez. Entonces nuestra aflicción es una “leve tribulación” comparado con el “eterno peso de gloria” que se nos revelará, y es “momentánea” comparado con edades sin fin de gozo eterno (2 Cor 4:17).


5. Aceita las ruedas de obediencia. Caminaremos en los caminos del Señor con gozo, y obedeceremos con alegría cuando nos damos cuenta que su venida nos traerá recompensas. Jesús dice “¡Vengo Pronto!, y mi galardón con migo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Ap 22:12). En Juan 4:36 Jesús dice “Y el que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se goce juntamente con el que siega”. Hasta una copa de agua dada en su nombre no pasará desapercibida sin una recompensa. Con nuestra obra en sus intereses podemos acumular tesoro espiritual en el banco del cielo, y sus ganancias son muy, muy superiores a lo que nos puede dar la plata o el oro aquí.


6. Nos guarda de la tentación. (Mar 13:33). Ef 6:16 nos habla de los “dardos de fuego del maligno” y no hay nada que nos pueda inspirar más a levantar el escudo de la fe contra ellos que la promesa de que pronto nos encontraremos con el Señor. Él es nuestro escudo y seguridad para recordar que pronto nos pararemos ante “el tribunal de Cristo” para una revisación total de nuestra obra aquí.


7. Llena nuestras almas con una esperanza bendita. “Cristo en vosotros, esperanza de gloria” (Col 1:27). Esa esperanza de gloria debe hacer desaparecer toda inquietud. Jesús ha entrado al cielo como nuestro precursor. Él tiene posesión de los nombres de los que le pertenecen. Las llaves están en sus manos. Nos hace señas para que vayamos a Él. El Espíritu Santo se deleita en darnos muestras de lo que será la gloria. Tenemos un porvenir glorioso. Por su puesto, lo que es esa esperanza en su totalidad no puede ser conocido por carne y sangre. Su gloria excede nuestro pensamiento. Pero aun así llena nuestra alma con anticipación gozosa, pues veremos al que es totalmente glorioso sin ninguna nube que intervenga. “Le veremos tal como Él es”.


Esa será una visión eterna que resultará en nuestra adoración eterna.