CCP – Marzo 10,
2013
Vivos, pero muertos
Efesios 2.1-3
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En otros tiempos, ¿el
mundo era mejor, o peor, o más o menos igual que ahora? ¿Hay más problemas o menos ahora? ¿Estamos mejores que años atrás?
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Los medios de
comunicación nos hacen ver más rápidamente todo el mal que hay en el mundo o en
la Ciudad de Buenos Aires.
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Crecimiento de
población, agotamiento de recursos naturales, problemas de economía mundial y
local, ausencia de normas morales (violencia, promiscuidad sexual,
desintegración de familias, deshonestidad, etc.) – el hombre es incapaz de
crear una sociedad justa, libre, humana y tranquila. ¿Por qué?
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El problema radica en
cada corazón humano. Por eso
necesitamos ver el cap. 2 de Efesios,
donde Pablo primero desciende a describir lo peor del ser humano, pero luego lo
eleva a las mismas alturas de Dios. De
desesperación a optimismo. De perdición
a salvación.
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Pablo pinta un vívido
contraste entre lo que somos por naturaleza, y lo que podemos llegar a ser por
gracia.
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En cap. 1 Pablo hizo un
resumen de lo que Dios hizo por nosotros: nos eligió el Padre… su Hijo nos
redimió… y su Espíritu Santo nos selló, garantizando así nuestra salvación.
NUESTRA CONDICIÓN, v. 1
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“Y Él os dio vida a vosotros” es
un agregado al texto.
Probable-mente los que escucharon leer la carta pensarían – “Pablo se refiere a los paganos, no a mí”. Pero esta frase es sacada del v. 5, donde usa
el pronombre “nos”.
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La NVI solo dice
En otro
tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, 2 en los
cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que
gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que
viven en la desobe-diencia. 3 En ese
tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros
deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como
los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios.
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La NTV dice - Antes ustedes estaban muertos a
causa de su desobediencia y sus muchos pecados.
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“delitos” o “transgresiones” o “desobediencia” describen actos que desvían de la norma
establecida por Dios. Es un paso en
falso, ya sea cruzando un límite establecido, o desviarse del camino correcto.
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Ante Dios somos rebeldes
como fracasados, culpables de pecados que cometemos o de cosas que omitimos.
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“Pecados”, traduce un término que mira la
vida del hombre como no dándole en el blanco y no llegar a ser lo que Dios
espera.
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Muertos por causa del
pecado Todos son pecadores, tanto por
hábito como por naturaleza. Esto es un
retrato de c / u de nosotros, no de alguna tribu o cultura ajena a la nuestra.
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Estos tres vv. condensan
los primeros 3 caps. de Romanos.
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“Muertos” (gr. nekros - necrópolis) no es algo metafórico como el hijo pródigo,
sino una descripción real de la condición espiritual de los que están sin
Cristo. “alejados de la vida que proviene de Dios” (4.18). Resultado: alejados de Dios. Muertos.
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Pero estamos rodeados de
personas que demuestran una vitalidad, un vigor, una personalidad, una mente
brillante, etc. ¿Están muertos? Sí, sin Cristo están muertos. Están ciegos a la gloria de Jesucristo y lo
que Él hizo. No responden a Dios porque
están muertos. Son como cadáveres. Una muerte viviente, no importa la
religiosidad o creencia que uno tenga.
Sin Cristo es una tragedia terrible.
Fuimos creados para Dios, pero viviendo sin Dios. Ro. 3.23, 6.23.
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El muerto no necesito
una reforma, un remedio. Sino ¡VIDA!.
NUESTRA CONDUCCIÓN, v. 2-3a
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Cuando salimos a
“andar”, pensamos en paseos lindos, ver vitrinas, montañas, etc., disfrutando
de lo que nos rodea. Pero aquí es muy
distinto andar en transgresiones y pecados.
No había libertad. Éramos esclavos de fuerzas que no podíamos
controlar.
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¿Cuáles fuerzas? ¿Qué hay detrás del pecado? Está “el
mundo, la carne, y el diablo”. Estas
son las fuerzas que controlaban nuestra existencia precristiana.
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Primero, nos describe
como andando “conforme a los poderes de
este mundo”, o mejor, “de acuerdo a la época o la moda de este
mundo”. Un sistema de valores
alienado de Dios. Invade y domina la sociedad no cristiana, y la mantiene en
cautiverio.
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¿No estará invadiendo
las iglesias también? Nuestras opiniones
y puntos de vista suelen basarse sobre la cultura que sale de la televisión,
revistas, Internet; y no de la Biblia.
No debe ser!
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Sociedades seculares,
materialistas, o aun religiosas, mantienen a sus sujetos bajo esclavitud. Todos éramos iguales hasta que Jesús nos
liberó
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En segundo lugar, éramos
cautivos en relación al diablo, el
que gobierna las tinieblas. El “príncipe
de la potestad del aire”. Él tiene
la autoridad sobre esos “poderes y autoridades” mencionados en 1.21, que operan
en el mundo invisible.
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En muchas iglesias ya
está fuera de moda creer en un diablo personal o en demonios inteligentes bajo
su mando, a pesar que crece el satanismo.
Pero modas no dirigen la teología, especialmente si la enseñanza de
Jesús es clara.
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Este v. 2 también lo
describe como “según
el espíritu que ahora ejerce su poder (opera – gr. energía) en los que viven en la desobediencia”. Satanás es un espíritu que
opera activamente en el mundo no cristiano.
Es también un “león”, “asesino”, etc., y podemos identificar todo mal
generando de él.
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La tercera influencia
que nos mantiene esclavos es la de nuestros
deseos pecaminosos (3ª), o “los
deseos de nuestra carne.” El mundo, el diablo, y la carne. No lo que es nuestro cuerpo, sino nuestra
naturaleza humana egocéntrica y caída.
Esos deseos se definen como “la
voluntad de la carne y de los pensamientos”.
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Pero tenemos que
diferenciar entre “deseos” y “pecados” de la carne. Hay deseos naturales que son buenos y
necesarios: la alimentación, el dormir,
y aun el sexo. Dios nos hizo así. Pero aun estos pueden convertirse en pecado:
glotonería, pereza, y lujuria.
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Estos deseos incluyen
tanto malos deseos de la mente como del cuerpo:
orgullo, ambición inapropiada, rechazo de la verdad, malicia y
venganza. Es cuando el YO toma el lugar
en oposición a DIOS. El egocentrismo es
una esclavitud horrible.
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Antes de Cristo,
entonces estábamos sujetos a influencias esclavi-zantes tanto de adentro como
de afuera. Afuera estaba el mundo,
adentro la carne, y operando activamente entre ambos, el diablo.
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Pero no por eso no nos
hace responsables por nuestros pecados, aunque estuviéramos esclavizados a
ellos. Se nos llama “hijos de desobediencia” o “los que viven en la desobediencia”.
NUESTRA CONDENACIÓN, v.3b
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Pablo tiene una cosa más
para decirnos, y aun más desagradable. No solo estábamos muertos y
esclavizados, sino que también condenados: “como
los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios” (NVI) o el “objeto del enojo de Dios “ (NTV).
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La ira de Dios no es
como la del hombre… Dios no “se sale de las casillas” o se enoja con despecho,
mailicia, ni venganza. Nunca es arbitraria, ya que es la reacción divina a una
sola cosa: el pecado.
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Es el justo enojo de
Dios, su negación absoluta de hacer concesiones, ya que va contra la santidad
de Dios. Recordemos que el atributo
principal de Dios es su santidad, no su amor.
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Somos “objetos de la ira
de Dios” o literalmente “hijos de ira”.
La palabra se refiere a niños, pero el hecho es que como pecadores, nos
comportamos muchas veces como niños.
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Y éramos “por
naturaleza” eso, y merecemos la ira y juicio de Dios. Esa naturaleza la recibimos por herencia de
Adán (Rom. 5.12-14).
Concl. Muerte, esclavitud y condenación – tres
conceptos que Pablo presenta tratando de hacer un retrato de nuestra condición
humana. ¿Demasiado pesimista?
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Es cierto, Pablo no
menciona que somos hechos “a la imagen de Dios”, que aun retenemos aunque
dañada.
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La doctrina bíblica de
“depravación total” no significa que todos los seres humanos son igualmente
depravados, o incapaces de hacer algún bien, sino que no hay parte de nuestro
ser (emociones, mente, conciencia, voluntad, etc.) que permaneció intacta del
pecado.
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Sí, hay dignidad en el
hombre por ser hecho a la imagen de Dios, pero sin Cristo, el hombre está
muerto debido a sus delitos y pecados, esclavizado al mundo, la carne, y el
diablo.
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Muchos creen que el mal
se puede sanar con educación, más leyes, más justicia. Pero nada puede rescatar al ser humano de la
muerte espiritual o la condenación de Dios…
V. 4 – “PERO
DIOS:::” Solo el mensaje del evangelio
puede ofrecer vida a los muertos, libertad a los cautivos, y perdón a los
condenados.