miércoles, 9 de febrero de 2011

¡LA MESA ESTÁ SERVIDA!

¡LA MESA ESTÁ SERVIDA!

1 Corintios 10.14-22

· Muchas ocasiones especiales comienzan o terminan con una comida o cena: Nochebuena, Año Nuevo, cumpleaños, aniversarios, etc. (celebración de independencia de Indonesia). Estamos ansiosos para escuchar “¡La mesa está servida!”
· Esta noche, Jesús ha puesto la mesa y nos invita, “¡Vengan a mi mesa!” Pero hay varias cosas que debemos “traer a la mesa”…

Manos Limpias

· Uno no va a estar trabajando con el motor del coche, o en el jardín, etc. y entra y se sienta a la mesa a comer. Primero se lava las manos. 1 Cor 11.28 - Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.
· Si nunca has hecho la decisión de poner tu fe enteramente en Cristo como tu Salvador, lo has recibido para tener el perdón de pecados, necesitas arrepentirte de tus pecados y creer en Él y ser salvo, ser limpio de todos tus pecados. Jesús está listo para perdonarte y regalarte la vida eterna, pues ya pagó el precio por tus pecados y hacerte limpio.
· Quizás como creyente, hay algo que debes confesar y limpiar. Cuando niño, a veces me mandaban a la cama sin comer por alguna macana que hice. Cuando venimos a Jesús con confesión y arrepentimiento, encontramos perdón, restauración, y la invitación a venir a su mesa. 1 Juan 1.9 - Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
· Hay personas que se sienten tan mal por sus pecados que, en vez de pedir perdón, piensan que no son dignos de participar, y pasan por alto la bandeja sin tomar del pan o la copa. Ninguno de nosotros somos dignos, pero si hemos confiado en Cristo como Salvador, somos capacitados y Él nos invita y autoriza a que vengamos a su mesa.

Un Buen Apetito

· ¿Qué pasaría si te invitan a cenar en algún lado, y una hora antes de comer, te comés una bolsa de papas fritas, una Coca, y un alfajor? Después de esa chatarra, no tendrías buen apetito para algo mejor!
· Pablo dice, No pueden beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios; no pueden participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios (10.21). El Señor nos ofrece algo mejor… el Pan y la Copa no nos va a satisfacer físicamente, pero sí pueden satisfacer nuestro hambre espiritual.
· Cuando llenamos nuestras mentes de la comida chatarra del pecado, perdemos el apetito para el banquete que Dios preparó. Debemos “probar y ver” la bondad del Señor (Salmo 34.8).
· Se ha comprobado que un elemento químico en la uva reduce el peligro de problemas coronarios. El jugo de uva reduce el colesterol y limpia el corazón de impurezas. Así la sangre de Cristo limpia nuestros corazones de los efectos mortales del pecado. ¿Podemos desarrollar un apetito para las cosas de arriba mientras estamos concentrándonos en las de abajo que son pasajeras y sin valor? Jesús dijo, “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” – Muchos creyentes viven sus vidas con el “tanque vacío”, sin mucho propósito o significado, se están muriendo de hambre espiritual.
· ¡Qué diferente es saber que Dios nos ama individualmente, tiene un plan específico para c/u de nosotros, que Jesús llena nuestros días con un sentido de significado y satisfacción!

Deseo de Gozar el Momento

· Se dice que MacDonald´s y Burger King diseñan sus sillas para que sean no muy cómodas y la gente coma y se vayan, para dar lugar a clientes nuevos. Pero en un buen restaurante, uno se sienta y puede quedarse todo lo que quiera. El mozo no molesta a cada rato para no aparentar apuro.
· A veces estamos tan apurados que apenas inhalamos los alimentos y corremos a otra cosa.
· Al participar de la Mesa del Señor, debemos saborear el momento, reflexionar, y recordar. Reconozco que a veces después del mensaje, miramos el reloj y al final la Santa Cena es hecho en forma apurada para terminar la reunión.
· Nuestro enfoque debe ser sobre el por qué estamos aquí.

Armonía

· Armonía en la mesa es muy importante. Al comer con otros a veces la conver-sación se vuelve una discusión y disputa y pelea. El gozo de comer juntos queda arruinado.
· Como iglesia, nunca estaremos en total acuerdo sobre todo. Pero sí debemos “soportarnos unos a otros en amor”. En v. 17 Pablo dice que somos “un solo cuerpo” y que participamos de “un mismo pan”. Conflicto, tensión, desarmonía, pueden arruinar una cena perfecta. No debemos traer división a la Mesa. Podemos estar en desacuerdo si se sirve jugo de uva o vino, pan o galletitas, pasar adelante y arrodillarse para recibir los elementos, o sentarse y esperarlos. Pero lo que nos uno es MUCHO más grande que lo que nos puede dividir.

Gratitud

· Vi un delantal que decía “besa a la cocinera”. Los que preparan la comida aprecian que se les diga lo rico que estaba todo. Al participar de la Mesa debemos comer con gratitud. Dios proveyó el maná, alimento milagroso, al pueblo judío. Lo único que hicieron era quejarse. Debemos apreciar el costo de esta Cena.
· Hemos participado de fiestas de 15 o de casamiento en que es obvio que se gastó una fortuna, quizás todo lo que habían guardado. Al Señor Jesús le costó la vida. Debemos participar con gratitud por su sacrificio, o sino no va a tener ningún sentido esta Cena. Para algunos es el momento en que más nos acercamos a Jesús!.

Lealtad

· Necesitamos evitar la competencia. Si tu familia fuera dueño de un restaurante, comerías allí con frecuencia, sin ir a otro lado. El Señor es celoso (v.22), a quien no le gusta la competencia con los ídolos. Demanda nuestra lealtad completa. Los cristianos en Corinto tenían la tendencia de volver a sus prácticas idólatras de sus vidas previas.
· Quizás no seamos culpables de tener ídolos paganos y estatuas de yeso que adoramos, pero la idolatría está muy impuesta en nuestra sociedad… ídolos del fútbol, del cine, diosas llenas de curvas, comidas (canal Gourmet!).
· Confiar en cualquier cosa donde solo Dios puede satisfacer es idolatría.
· Comer a la Mesa del Señor significa tener comunión con Él e identificándonos con su muerte.
· Participar de la Comunión o Santa Cena indica que queremos ser totalmente comprometidos con Cristo. Él es nuestra máxima prioridad. Él tiene preeminencia en nuestras vidas!


… Acerquémonos a la Mesa de nuestro Señor… ¡La Mesa está Servida!